LAS MUJERES Y LA MINERIA

img_06Tradicionalmente la minería ha sido una actividad mayoritariamente masculina. El ingreso de las mujeres en el mercado laboral ha aumentado la participación femenina en las actividades mineras; sin embargo, la presencia de mujeres en el sector sigue siendo reducida. En el año 2012, la participación femenina no supera el 6.7% de la masa laboral del sector según datos de la DAC 2013.

En Perú, aproximadamente un 70% de las mujeres que trabajan en minería se desempeñan como contadoras, secretarias, asistentes sociales, encargadas de relaciones comunitarias, aunque también hay una pequeña representación de mujeres con responsabilidad directiva. En el área de operaciones las mujeres ocupan posiciones como geólogas u operadoras de maquinaria pesada.

Se espera que la presencia de mujeres en el área de operaciones aumente en los próximos años, pues se observa un incremento de mujeres en carreras relacionadas con actividades extractivas y mineras. Según Maria del Carmen Panizzo, especialista en Género, Gobernabilidad y Desarrollo, la proporción actual de mujeres es de una a cinco por cada 30 estudiantes y se espera que aumente de 10 a 15 para los próximos anos.

La razón de esta menor participación de mujeres en el sector minero es porque se presentan diversas barreras de entrada: una cultura predominantemente masculina, un grupo reducido de mujeres con las competencias necesarias para minería, la falta de flexibilidad derivada de las necesidades de atender a la familia que representan un obstáculo para los ascensos en el trabajo, y la falta de compromiso de los gerentes con respecto a la diversidad en el trabajo. Entre las barreras nombradas, quizás las más difíciles de superar sean las culturales. La minería es aún percibida por ambos géneros como una industria predominantemente masculina, dónde las mujeres no tienen las mismas oportunidades para desarrollarse.

¿Tiene consecuencias económicas y sociales esta baja representatividad de mujeres en el sector minero? La respuesta es definitivamente sí. Ward y Strongman, en un estudio publicado por el Banco Mundial, encontraron que las mujeres normalmente recibían una cuota muy pequeña de los beneficios generados por la industria extractiva. El motivo de esta diferencia está en que el desarrollo económico no necesariamente influye en ambos géneros por igual. Los hombres están recibiendo la mayor parte de los beneficios, y los beneficios no necesariamente están alcanzando a la familia en el sentido más amplio; pese a eso, las mujeres y niños son los que están más expuestos a los riesgos que aparecen como consecuencia de actividades extractivas (Ward y Strongman, 2011).

Otra consecuencia que sederiva de esta baja representatividad es el impacto de la minería en las relaciones de género y familias. Como señalan Ward y Strongman (2011) no es extraño que la llegada de proyectos de actividades extractivas a las comunidades más pobres, al empoderar al varón y generar mayor diferencia de género, venga asociada con un aumento significativo de tensiones familiares y violencia doméstica.

¿Qué pueden aportar las mujeres en el sector minero? La diversidad puede añadir una perspectiva diferente y enriquecer las decisiones y acciones que se toman en el día a día. Por ejemplo, con respecto a la toma de decisiones se observa que pueden haber diferencias de género. en los hombres predominan las decisiones tomadas sobre una base individual y además suelen destacar por aplicar mejor las acciones correctivas; en tanto que, las mujeres suelen ser mejores en tomar decisiones basadas en la colaboración y suelen preocuparse más por el medio ambiente y los valores.

Asimismo se ha demostrado que las mujeres en posiciones de mando sí hacen diferencia. Su presencia favorece un estilo de liderazgo de colaboración que beneficia la dinámica del consejo al incrementar la escucha, el apoyo social y la solución de problemas (Kramer, Konrad y Erkut, 2006). Además, pese a que las mujeres son líderes colaborativos ellas no se inhiben de enfrontar temas controversiales cuando la situación lo requiere.

Otro punto a considerar es el de la posibilidad de incluir a mujeres en los procesos de decisión de proyectos sociales derivados de la industria

extractiva. Normalmente, ellas proponen diferentes soluciones a las de los hombres. Con frecuencia las mujeres se concentran en desarrollos que contribuyen al bienestar de la familia (mejores servicios de salud y educación a través de la mejora de servicios existentes), mientras que los hombres se centran con más frecuencia en proyectos relacionados con infraestructura (carreteras y edificios).

Queda un largo camino por recorrer y muchas preguntas que resolver sobre qué políticas y medidas pueden favorecer un mayor desarrollo y presencia de mujeres en el sector minero. Sobre lo que no quedan dudas es que una mayor presencia de mujeres en el sector puede traer mayores beneficios para la sociedad.

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