
Minería y Energía los motores que pueden transformar a Arequipa

Un desarrollo sostenible exige inversión privada responsable, confianza institucional y visión compartida entre Estado, empresa y sociedad. La minería y la energía han colocado a Arequipa en el mapa económico del Perú y del mundo.
Pero el verdadero desafío no es solo extraer recursos, sino transformarlos en prosperidad sostenible para la región y el país. En un contexto global de transición energética, volatilidad de precios y tensiones geopolíticas, el sector minero-energético enfrenta riesgos que deben gestionarse con responsabilidad. Sin embargo, las oportunidades para convertir a Arequipa en un polo de minería sostenible y energía limpia superan con creces los desafíos, siempre que sepamos trabajar en confianza, con reglas claras y visión de largo plazo. Arequipa se ha consolidado como una de las regiones mineras más importantes del Perú.
Sus proyectos en cobre, oro y otros minerales de alta demanda, la posicionan como un eje central de la minería global. Además, cuenta con un potencial energético diversificado —hidroeléctrico, solar y eólico— que podría convertirla en el centro de la transición energética en el sur de Perú. Esta complementariedad entre minería y energía abre una oportunidad única: vincular la producción de minerales críticos, como el cobre y el litio, con la provisión de energías limpias que demanda el mundo.
El potencial es grande, pero no está exento de riesgos, entre ellos se puede mencionar la volatilidad de precios y tensiones geopolíticas que afectan decisiones de inversión; la inseguridad jurídica y conflictos socioambientales que retrasan proyectos estratégicos; las brechas de infraestructura en transporte y energía que limitan la competitividad el exceso de trámites y falta de predictibilidad regulatoria que desalientan el capital privado y la inestabilidad política e institucional que erosiona la confianza de largo plazo Si no abordamos estos riesgos, Arequipa puede perder terreno frente a competidores de otras regiones del mundo, que avanzan con marcos regulatorios más claros y con mayor inversión en innovación.
Superar los riesgos implica convertir la minería y la energía en motores de innovación y sostenibilidad. Entre las acciones a tomar se debe: facilitar el desarrollo de la minería responsable y sostenible, con altos estándares ambientales, la gestión eficiente del agua y el valor compartido con comunidades; aprovechar la transición energética acelerada y el potencial solar y eólico de Arequipa para reducir la huella de carbono y ganar competitividad en mercados que valoran trazabilidad; fomentar el desarrollo de cadenas de valor locales e internacionales, desarrollando proveedores locales, startups tecnológicas y centros de investigación en la región, para lo que se necesita fortalecer la formación técnica y universitaria en ingeniería, gestión ambiental y tecnologías limpias entre los jóvenes arequipeños y la región sur y, finalmente, desarrollar una infraestructura para la competitividad: corredores logísticos modernos y sistemas de transmisión eléctrica confiables, mediante alianzas público-privadas.
De cara al proceso electoral de 2026, nacional y subnacional, la predictibilidad de la política económica y regulatoria es clave. El Perú debe transmitir un compromiso firme con el respeto al Estado de derecho y reglas claras. Ese “anclaje institucional” permitirá diferenciar al país en uncontexto internacional donde algunos competidores han
sufrido reveses por cambios abruptos de reglas de juego.
Las regiones del país no están exentas de ese compromiso. De hecho, en las recientes jornadas de promoción de la inversión privada en Londres y a Madrid de InPerú, era claro que Perú sobresalía por su contexto de manejo económico e institucional, sin embargo, si algún reclamo o consejo se recibía era la necesidad del respeto al Estado de Derecho y de cabal cumplimiento de contratos. Arequipa, con su fortaleza empresarial y académica, puede convertirse en un actor clave para articular consensos que refuercen la confianza de inversionistas y ciudadanos.
El desarrollo minero-energético no es responsabilidad exclusiva del Estado o de las empresas: requiere corresponsabilidad de todos los actores. La empresa debe garantizar inversiones responsables de largo plazo; el Estado, certidumbre jurídica y reducción de trabas; y la sociedad civil, una participación activa en acuerdos que aseguren beneficios colectivos. PERUMIN es el espacio ideal para construir esa agenda común: una plataforma donde se debata con transparencia, se presenten soluciones innovadoras y se tracen compromisos concretos para el futuro.
Arequipa y el Perú tienen en la minería y la energía no solo motores de crecimiento, sino palancas de transformación. Los riesgos son reales, pero las oportunidades son aún mayores. Con visión estratégica, confianza institucional y corresponsabilidad social, podemos consolidar a la región como un polo de minería sostenible y energía limpia, capaz de competir globalmente y generar bienestar local. El mensaje al mundo debe ser claro: el Perú y nuestras regiones no solo son ricas en recursos, sino también en capacidad para transformarlos en prosperidad y futuro.
Mercedes R. Araoz
Presidenta de InPerú y profesora e investigadora de la Universidad del Pacífico
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