Competitividad para Arequipa ¿Es el momento de acortar la brecha?
Iván Frías Lizama
Socio de Auditoría de EY, responsable de la oficina de EY en Arequipa
A propósito del Bicentenario de nuestro Perú y del 481 aniversario de Arequipa, podemos revisar que desafíos en temas de competitividad y productividad tenemos como región.
El crecimiento en Perú durante 2020 fue de -11.1%, mientras que en Arequipa fue de -15.7%, el BCRP proyecta una tasa de crecimiento de 10.7% para 2021 y de 4.5% para 2022. Si se mantienen los niveles de institucionalidad, como siempre los hemos tenido, el crecimiento desde 2023 hasta 2030 podría ser cercano a 3.6% al año de acuerdo con estadísticas del BCRP. El crecimiento en Arequipa para 2021 podría ser de 13.1%. Esto responde a un buen desempeño del sector construcción durante los primeros meses del año, una recuperación moderada de la minería y buen gasto del sector público que se traduce en mayor producción de sectores como comercio y servicios. Desde el año 2009, y más aún en la pandemia, la tasa de crecimiento de Arequipa fue menor a la nacional.
Pero ¿Que significa productividad y competitividad? y ¿Cómo impactan estos dos conceptos en la economía de un país o región? Podemos decir que la productividad es la capacidad de producir más bienes o servicios con menos recursos. Eso quiere decir ser lo más eficiente posible en el uso de los factores productivos y; la Competitividad, se refiere (en términos de economía), a la capacidad que tiene una persona, empresa o país para obtener rentabilidad en el mercado frente a sus otros competidores y en términos de país al conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad (capacidad de producir) de un país, de acuerdo con el Foro Económico Mundial que mide la competitividad entre países desde 1979.
Ahora, pensando en el futuro y en enfrentando una pandemia que aun la tendremos con nosotros, ¿Que podemos realizar como región para acortar la brecha?
Basados en las fortalezas de la Región, podemos enfocarnos en algunos pilares tales como Infraestructura, educación, mercado laboral, instituciones (que incluye justicia y lucha contra corrupción), entorno de negocios y comercio para retomar el camino de crecimiento que los últimos 10 años a tenido a Arequipa como un eje integrador en el sur del Perú y un potencial hub de negocios con Chile y Bolivia, respectivamente.
Uno de los grandes desafíos del Perú rumbo al Bicentenario es reducir el nivel de informalidad que supera el 72% y compromete aproximadamente a unos 12 millones de peruanos. Arequipa no es ajeno a ello, el desempleo en la ciudad blanca se elevó a 12.3% en 2020, mientras que en Perú fue de 7.4%. Esta reducción en los niveles de ocupación de la PEA se presentó principalmente en los sectores de minería, construcción, comercio y otros servicios.
El flujo anual de inversión en minería en Arequipa se ha reducido desde 2014, luego de la ampliación del proyecto minero Cerro Verde. Sin embargo, las perspectivas del cobre apuntan a un precio alto en los próximos años y esto da luz a que volvamos a los niveles de cuando se tuvo dicha ampliación. En ese sentido, debemos destrabar algunos proyectos de inversión, siendo principalmente mineros, estos permitirán crear miles de puestos de trabajo, y aumentarán las exportaciones; también se debe tener en cuenta proyectos hidro energéticos y agroindustriales que permitan ampliar la frontera agrícola con el correspondiente impacto directo en la población beneficiada y en los puestos de trabajo que se pueden obtener de manera directa e indirecta.
No olvidemos las obras de carácter regional que, bien administradas, por ejemplo vía Asociaciones Público Privadas (APP), Concesiones y ahora los contratos NEC (New Engineering Contract) o Nuevo Contrato de Ingeniería y construcción en su modalidad de NEC3 en Perú pueden convertirse en importantes proyectos de inversión en sectores como salud, turismo, energía, construcción, infraestructura y cultura, de los cuales destacan mejoramiento y construcción de hospitales, la ampliación del IREN SUR, la autopista regional La Joya – Yura, el parque industrial de Yura y la Vía Troncal Interconectora de los distritos de Miraflores, Alto Selva Alegre, Yanahuara, Cayma y Cerro Colorado, la renovación de servicios urbanos de la ciudad, parques temáticos y construcción de corredores turísticos, entre otros proyectos emblemáticos necesarios para el desarrollo integral de la región.
Otro aspecto que debemos observar es la posibilidad de que los gobiernos municipales ejecuten su presupuesto a través del mecanismo de Obras por Impuestos (OxI), que permita a los municipios un impacto positivo en la comunidad y se una al empresariado con la población, contribuyendo a la mejora de la Región.
Podemos lograrlo, se espera que sí, pero con una mayor participación empresarial; situación que debe venir de la mano de un plan viable y sostenible, fortaleciendo las instituciones del Estado, los gobiernos locales, regionales y el sector privado. Como vemos, Arequipa es una región de oportunidades, pero también de retos que no se deben dejar de lado que nos permita ser competitivos frente a otras regiones nacionales e internacionales. Retos que son una tarea en conjunto: gobiernos locales y regionales, autoridades, gremios empresariales, entidades privadas y población en general. Todo ello los obliga a continuar preparándose y a ser cada vez más competitivos a fin de terminar de insertarse exitosamente en el mercado nacional e internacional. El camino es largo, la Región lo necesita y juntos podemos hacer que Arequipa se mantenga como un punto de atracción de inversiones y de nuevas fuentes de capital que se irradien para todos.
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